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Higiene libre de químicos: parte 1

Creo que coincidiremos todos en la absurda incoherencia de seguir una dieta paleo, un entrenamiento funcional y, al mismo tiempo, abusar de los químicos en nuestro cuarto de baño. Personalmente, prefiero limpiar mis dientes con fluor que comer azúcar refinado, pero dado que es posible evitar ambas cosas, mucho mejor evitarlas.

En esta primera entrega de "higiene libre de químicos" hablaremos sobre la pasta de dientes, los ingredientes que suelen constituirla, sus peligros y no tan peligros, y daré una opción viable, sencilla y barata para que podáis cocinar vuestra propia pasta de dientes casera y libre de químicos. Desde luego, es la misma receta que uso yo para la mía, así que también os daré un par de consejos que la experiencia me ha regalado a mi.

Empecemos, pues, por los ingredientes.

¿QUÉ LLEVA LA PASTA DE DIENTES COMERCIAL?

Obviamente, la mayor parte de la pasta de dientes o de los enjuagues bucales se escupe, pero no siempre podemos evitar que algunos de sus ingredientes lleguen a nuestro corriente sanguíneo. Además, la boca es una de las partes más absorbentes del cuerpo. Pero ¿de qué está hecha la pasta dentífrica? Veamos algunos de sus ingredientes principales y más comunes, aunque no por esto implica que todas las pastas usen todos los ingredientes que aquí citamos, ni tampoco en las mismas cantidades.

Por orden alfabético:

  • DIETANOLAMINA (DEA). Es un interruptor hormonal conocido que se encuentra en muchos productos espumosos, entre ellos, claro está, la pasta dental. Puede reaccionar con otros ingredientes para formar NDEA (N-nitrosodietanolamina), un cancerígeno potencial. El EWG (Grupo de Trabajo Ambiental) ha clasificado la DEA con un 10 en su base de datos de cosméticos (la clasificación más tóxica). Además, la California Enviromental Protection Agency clasifica la DEA como un posible cancerígeno humano. No hay más que ver su Hoja de Seguridad.

  • ENDULZANTES ARTIFICIALES. Me permitiréis que me tome la libertad de citar al Doctor Mercola: El aspartame es común en las pastas de dientes comerciales. El aspartame está principalmente hecho de ácido aspártico y fenilalanina. La fenilalanina ha sido modificada genéticamente para transportar un grupo metilo, que brinda la mayoría del sabor dulce. El enlace metil fenilalanina, llamado metil éster, es muy débil, lo que permite que el grupo metilo de la fenilalanina se descomponga fácilmente y forme metanol. Quizá haya escuchado la afirmación de que el aspartame es inofensivo debido a que el metanol también se encuentra en las frutas y vegetales. Sin embargo, en las frutas y vegetales, el metanol está fuertemente unido a la pectina, lo que permite que pase de forma segura a través del tracto digestivo. No es así con el metanol generado por el aspartame; ahí no está unido a nada que lo ayude a ser desechado por el cuerpo. Ese es el problema número uno. El problema número dos está relacionado al hecho de que los seres humanos son los únicos mamíferos que NO están equipados con un mecanismo biológico protector que descompone el metanol en un ácido fórmico inofensivo. En los seres humanos, el alcohol metílico viaja a través de los vasos sanguíneos hacia las áreas sensibles, como el cerebro, donde el metanol se convierte en formaldehido. Y ya que no hay catalasa, el formaldehido es libre de causar enormes daños en los tejidos. Los síntomas por el envenenamiento por metanol son muchos y entre ellos encontramos dolores de cabeza, zumbido en los oídos, mareos, nausea, malestares gastrointestinales, debilidad, vértigo, escalofríos, lapsos de la memoria, entumecimiento y punzadas de dolor en las extremidades, alteración del comportamiento y neuritis. Así que especial cuidado a las pastas de sabores para peques.

  • FLUORURO. Podríamos extendernos mucho hablando del flúor, pero no creo que sea necesario, porque, más o menos, ya sabemos lo que hay. De todas formas, dejadme citar algunos de sus peligros más relevantes, y añadir que sus principales consumidores son los niños y niñas, quienes tienden a tragar más pasta de dientes que los adultos. Disminución de la función tiroidea, lo cual implica una mala regulación del metabolismo y, en consecuencia, afectará a nuestro estado de ánimo y a nuestra capacidad para quemar grasa extra (fuente). También interrumpe la síntesis de colágeno en el cuerpo, acelerando el envejecimiento y provocando acné y demás erupciones cutáneas (fuente). Aunque en menor medida, daña la función cerebral, es decir: aumenta el riesgo de demencia y la formación de las placas beta amiloide (fuente). Y, como último ejemplo, disminuye el coeficiente intelectual en los niños y niñas (fuente). Creo que ya está todo dicho, ¿no?

  • GLICOL PROPILENO. Es un tipo de aceite mineral. Aunque las investigaciones sobre el glicol propileno aún son escasas, se sabe que irrita la piel, los ojos, los pulmones y que podría ocasionar toxicidad en los sistemas de órganos, como vemos en su Hoja de Seguridad redactada por el EWG.

  • LAURIL SULFATO DE SODIO (SLS). Es el componente responsable de que todo nos sepa amargo después de cepillarnos los dientes, dado que interfiere con las papilas gustativas al descomponer los fosfolípidos en la lengua. Sin embargo, uno de sus principales problemas es que su proceso de fabricación (etoxilación) ocasiona que esté potencialmente contaminado con 1,4 dioxano, un subproducto cancerígeno (fuente).

¿HAY UN PLAN B?

Sí, lo hay. Y un C también, de hecho. Sinceramente, me parece más práctico el Plan B, dado que puedes cocinar bastante cantidad de pasta de dientes. Con el Plan C, en cambio, debes ir haciéndola a diario. Pero ambas funcionan y están libres de químicos, que es a lo que íbamos.

Empecemos por el Plan B, o


Receta de pasta dental con aceite de coco

1/4 de taza de aceite de coco

2 cucharadas de bicarbonato de sodio

3 gotas de aceite esencial de menta

3 gotas de aceite esencial del árbol del te

3 gotas de stevia

Calienta el aceite hasta derretirlo y mezcla todos los ingredientes. Colócalo en un bote de cristal y déjalo enfriar. Deberas conservarlo en un lugar fresco, seco y oscuro.


Y ahora el Plan C, o

Receta de pasta dental con bicarbonato de sodio

1 cucharadita de bicarbonato de sodio

1 gota de aceite esencial de menta o limón

Unas pocas gotas de agua

Mezclar hasta formar una pasta.


¡Espero haberos ayudado en algo! Y nos vemos en las próximas entregas de ¡Higiene libre de químicos!

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